Willem no es un cualquiera. Ha pedaleado en Francia, se ha ido a Japón e incluso tiene una corta estancia en Italia en su currículo. Todo por cumplir su sueño de convertirse en ciclista profesional. Para alcanzarlo, cuenta con la complicidad de su país, que a través de su federación regional le ha becado para que pueda residir hasta agosto en Galicia sin coste alguno para el Rías Baixas. Por el momento ya ha ganado una prueba tras dos carreras (en el campeonato gallego en ruta fue segundo) y a su nuevo entrenador le gustaría contar con él hasta final de año si fuera posible.
La conexión sudafricana del Rías Baixas viene de atrás. Iván Veter fue el primero en llegar al equipo, pero por medio del mismo contacto Serrano consiguió un segundo fichaje. «Es escalador, pero se defiende bien en todos los terrenos. Se ha paseado medio mundo para ser profesional y eso demuestra las ganas que tiene», comenta el director deportivo del ciclista, que lo considera su presencia una bendición para el equipo después de la remodelación de la temporada pasada: «Tenemos gente muy joven y necesitábamos un poco de experiencia. Nos va a venir muy bien su estancia para el equipo. Es un soplo de aire fresco para nosotros», comenta ilusionado y convencido a partes iguales.
El sudafricano considera España el lugar ideal para entrenar y apurar el paso. «Mi equipo en Sudáfrica está parado ahora. Ellos me permitieron venir a España durante tres meses, me dieron la oportunidad para seguir compitiendo y participar en algunas carreras. Es invierno allí y está todo muy parado», comenta después de cumplir con su jornada de entrenamiento. Willem destaca el ambiente cordial del club -«el equipo es muy amigable, me acogieron muy bien y me lo hacen todo más fácil»-. También, la tranquilidad que aquí tiene a la hora de entrenar: «La seguridad en las carreteras es la principal diferencia, allí pasan mucho más cerca de ti».
Con 24 años, no es ningún principiante. Cuenta con 38 triunfos encima de la bicicleta, sabe lo que es correr vueltas (es un clásico del Tour de Islas Mauricio) y cuando sale a entrenar luce el maillot que le acredita como campeón de África. Para cumplir su sueño no dudó en el 2014 en marcharse a Japón para enrolarse Vini Fantini-Nippo, al año siguiente corrió en casa pero en una franquicia conocida en Europa, el Team Europcar (Sudáfrica) y en el 2016 volvió al viejo continente para enrolarse en el Unión Ciclista Nantes Atlantique (Francia). Fue su curso más prolífico con 18 victorias.
En el 2017 decidió apostar por las Islas Baleares y ahora por Galicia. «Primero estuve entrenando dos semanas en Mallorca y ahora llevó aquí otras dos. Antes había estado en Ponferrada en el Mundial del año 2014». El Bierzo había sido lo más próximo a Galicia que había tocado en su vida.
Su adaptación ha sido a la carrera. Debutó con un segundo puesto en el campeonato gallego de fondo en carretera y la segunda vez que se puso el maillot verde protagonizó una escapada con Cristian Mota, a quien ganó en la línea de meta para imponerse en Aguilar de Campoo. «Los resultados están siendo buenos, pero no estoy en mi mejor forma. Tengo que mejorar en las próximos semanas para estar al 100 %», comenta con humildad el sudafricano, que considera que sus viajes a Europa sí le han hecho crecer: «Aquí mejorar es fácil, rodeado de gente que te trata bien, te ayuda a dar lo mejor de tí y a seguir creciendo», dice apuntando directamente a Marcos Serrano, con quien comparte techo por una temporada. «Es muy amigable -dice del entrenador-, me enseña muchas cosas, siempre está intentando ayudarme y como fue profesional tiene mucho conocimientos que seguro que van a ayudar».
El chapeleiro no tiene ninguna duda de que el próximo año podrá cumplir su sueño de convertirse en profesional. «Lo tiene todo para dar el salto y asentarse entre los profesionales. Es muy completo».Willem intuye también que sus días en el campo aficionado deben tocar a su fin. «Mi sueño es ser profesional, no quiero montar en bici como amateur. Me esfuerzo para ser profesional, no para pasar el rato». Si al final lo consigue, recordará toda su vida que un club del Val Miñor fue su último trampolín hacia el éxito.
Fuente: La Voz de Galicia