La tercera edición de la Vigo Copa de España mantendrá el compromiso con el espectáculo que desde su aparición ha hecho gala esta carrera. Tras estrenarse en 2021 con un exigente recorrido que se resolvió al esprint en la Avenida de Beiramar, este año la organización diseñó el trazado más duro de todas las pruebas que se han disputado a lo largo de la temporada. El desnivel acumulado en 180 kilómetros, con seis puertos de montaña puntuables, superó los 4.000 metros y la lucha por la victoria se resolvió en un explosivo y agónico final en el ‘muro’ de A Madroa.
Los detalles del itinerario que afrontarán los corredores el domingo 21 de mayo se darán a conocer en los próximos meses. Ganar en Vigo supone garantizarse el salto al campo profesional. Marc Brustenga, el vencedor hace dos años, dio el salto esa misma campaña al Trek-Segafredo estadounidense y Alejandro Franco, que alzó los brazos en A Madroa, defenderá en 2023 los colores del Burgos BH.
Éxito organizativo
Además del aspecto deportivo, el Vigo-Rías Baixas tiene el desafío de mantener el nivel organizativo de las dos próximas ediciones. La prueba ha acaparado elogios de los participantes e instituciones, contando en su primer año con el hándicap de haberse celebrado en un escenario de restricciones sanitarias debido a la pandemia por la COVID, lo que llevó al club anfitrión a hacerse cargo de los tests de antígenos de los ciclistas para garantizar la seguridad sanitaria del evento.
El apoyo de las entidades públicas ha resultado decisivo para consolidar una cita que asegura un importante retorno económico a Vigo y su comarca. Los hoteles de la ciudad olívica y de las localidades de su entorno acogen durante varios días a los miembros de una caravana que este año alcanzó la cifra de 28 equipos, la participación más numerosa de toda la Copa de España.
Foto: El Pelotón