Sobraban los motivos para apreciar a Magín: por su carácter, por su éxito empresarial y, por supuesto, por su pasión por el ciclismo. Su patrocinio al equipo Élite-Sub23, con el que tantas batallas sobre el asfalto hemos compartido, se remonta a 1988. Un ejemplo a seguir por su compromiso con nuestro deporte y por los valores de los que siempre ha hecho gala. 

Hoy nos ha dejado, pero su legado perdurará para siempre.

DEP

 

Foto: Pontevedraviva