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 El uruguayo Mauricio Moreira fichó por el Vigo Rías Baixas con la idea de impulsar su carrera para regresar al pelotón profesional el próximo año. Un camino que empezó muy bien para el charrúa, que se enfundó el primer maillot de líder de la Copa de España en la prueba inaugural, en la que se exhibió en el Circuito Guadiana de Don Benito (Badajoz). Era el 1 de marzo.

Moreira hablaba en los días posteriores de lo a gusto que se sentía, del gran trabajo del equipo y de la convicción de pelear por mantener la tela hasta el final. Pero como tantos otros deportistas, sus planes se truncaron con la irrupción vertiginosa de la pandemia del coronavirus. «En un principio te queda esa espina, porque me estaba sintiendo bien en carrera», comenta el ciclista uruguayo que, como casi todo el mundo, pensaba que este confinamiento iba a ser «más corto».

Pero el ser humano es adaptable. Y mucho. Se acostumbra a todo. «Con el paso de los días me siento mejor. No se me está haciendo tan difícil mantener la misma rutina que tenía cuando entrenaba fuera de casa. Y eso te da ánimo para seguir adelante», analiza el líder de la Copa de España. En esa rutina surge el rodillo para dar pedales en casa. «Y eso que no me gusta mucho, no soy muy partidario de él», desvela Moreira, que, no obstante, reconoce que la situación obliga. «Me estoy encontrando muy bien, pero sí que es verdad que no me pego palizas encima del rodillo. Intento compaginarlo con otros ejercicios de fuerza y estiramientos. Se hace ameno», destaca el corredor del Rías, en contacto permanente con el equipo y con Marcos Serrano, su director deportivo, para trazar rutinas de entrenamiento. «Más que nada para que no se vuelva una monotonía y no sea todos los días lo mismo y también para intentar perder lo menos posible la forma», subraya.

Así transcurre el día a día para el líder de la Copa de España, que transmite serenidad en todas sus palabras desde el otro lado del teléfono en su piso vigués, en el que está acompañado por su pareja. «Pensaba hace unos días atrás hablando con un amigo: si esto me hubiese pasado hace año y medio, cuando vivía solo en el piso de Caja Rural en Pamplona, hubiese sido una historia diferente. Me siento afortunado de tener su compañía», reconoce. Una cercanía que, aunque no sea igual que el contacto directo, se agranda gracias a las amplias posibilidades que dan las aplicaciones de comunicaciones. «Hablamos mucho con la familia en Uruguay. Incluso hacemos llamadas en grupo con todos los hermanos y mis padres. Así, te pones a hablar y cuando te das cuenta ya ha pasado un buen rato», apunta.

Pero ni siquiera una pandemia mundial nunca antes vista en cien años nubla la convicción de Mauricio Moreira. «La salud es lo primero y que nuestras vidas puedan volver a la normalidad lo antes posible», advierte el uruguayo, antes de retomar su pensamiento para el futuro. «Yo tengo un objetivo muy claro, que es volver a pasar a profesional. Sé que esta situación ha complicado por cinco su dificultad. Pero sigo teniendo la esperanza de que todo esto va a terminar y que podremos hacer el final de temporada», comenta con un hilo de optimismo en su voz, que se torna en convencimiento en sus capacidades para seguir pedaleando tras su sueño: «Voy a pelear hasta el 31 de diciembre por volver a ser profesional. De ahí en adelante, ya veremos cómo se puede enfrentar la temporada que viene».

Atlántico Diario